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viernes, 17 de abril de 2015

Venezuela Jurásica: Tachiraptor admirabilis.

Una investigación latinoamericana presentó el hallazgo de una nueva especie de dinosaurio que han denominado Tachiraptor admirabilis, en honor a su zona de descubrimiento: Los Andes Venezolano.

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Han sido publicados en el Royal Society Open Journal los detalles de la investigación que resultó en el hallazgo de la especie Tachiraptor admirabilis en la formación geológica La Quinta, en Táchira. El artículo publicado resalta la importancia de este tipo de descubrimientos en una zona como el norte de Suramérica, donde no se habían encontrado restos esqueléticos hasta la fecha.

El Tachiraptor admirabilis, un reptil que aparentemente sobrevivió a la extinción masiva que se cree ocurrió entre el Triásico y el Jurásico, ayudará a entender un momento crítico en la evolución de los dinosaurios. 

Se trata de un animal relativamente pequeño que, se cree, medía alrededor de 1,5 metros desde la punta de la nariz hasta el extremo de su cola, su rasgo distintivo pudo identificarse en la composición de su estructura tibial. La investigación apunta a que la fecha de los huesos es de hace aproximadamente 201 millones años, especificamente de la subdivisión Hettangiano, en la época temprana del perído Jurásico.

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El descubrimiento permite tener un panorama más claro del momento de aparición del clado o subtipo Averostra, que incluye a la mayoría de los terópodos: Dinosaurios que poseen una apertura adicional en el maxilar, tal como el conocido Tiranosaurio Rex. Entre los análisis levantados por el equipo investigador, se señala que el clima veraniego y húmedo de la franja ecuatorial donde se ubican nuestros andes, puede haber jugado un rol importante en el curso evolutivo de esta especie.

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Esta tibia,  más ancha en los extremos que en el centro, es una característica propia de los dinosaurios carnívoros. Foto cortesía de Ascanio D. Rincón.

El equipo de investigación, donde participa el paleontólogo Ascanio Rincón del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) fue financiada por el Estado Venezolano y el Estado Brasileño.

Rincón comenta que las investigaciones en La Grita comenzaron hace 17 años y que "Fue hace un año y medio que nos encontramos con un hueso largo y extraño que parecía la tibia de un dinosaurio. Supimos que se trataba de un carnívoro cuando estudiamos su pelvis”.

Conoce más detalles en el artículo publicado New dinosaur (Theropoda, stem-Averostra) from the earliest Jurassic of the La Quinta formation, Venezuelan Andes.

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Strict consensus of the 1107 MPTs recovered with the inclusion of Tachiraptor admirabilis into the dataset of Xu et al. [12]. Branch colours represent extension of ghost lineages in millions of years (red, less than 15; purple, 15–35; blue, more than 35). Taxon bar lengths correspond to their chronologic distribution/uncertainty (based on various sources). Bar colours match those of the index Middle Jurassic palaeomap [70] and correspond to the provenance of Triassic/Jurassic theropods from the defined palaeobiogeographic provinces (SG, South Gondwana; EA, Euramerica; TU, Transurals; EB, Equatorial Belt) at the time of their occurrences.

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El paisaje que habitaba el tachiraptor probablemente estaba surcado por ríos, con plantas exuberantes, muy distinto a la aridez con la que se solía asociar a Pangea central.  Ilustración cortesía de Ascanio D. Rincón

Hace 200 millones de años el mapa de la Tierra era radicalmente distinto. Pangea, el continente único, se había fracturado, un acontecimiento que dejó una cicatriz de sedimentos rojizos que abarca parte del borde este de Estados Unidos y algunas zonas de México, del norte de Suramérica y de Brasil.

Esa línea de tierra rojas incluye la Formación La Quinta en los Andes venezolanos. Los detectives de fósiles intuían desde hace varios años que en esa zona, como ocurre en Arizona y Washington y en localidades de México y Brasil, debían encontrarse restos de dinosaurios.

Un trabajo de búsqueda persistente les dio la razón. Este año se tuvo noticia de los dos primeros dinosaurios que se han descrito en Venezuela: Laquintasaura venezuelae, un reptil herbívoro de aproximadamente un metro de largo, y, más recientemente, el Tachiraptor admirabilis, un carnívoro que podía alcanzar entre metro y medio y dos metros de longitud.

En el Laboratorio del Paleontología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) se conservan los huesos hallados en La Quinta que permitieron la descripción del tachiraptor.

Una de las piezas es una tibia, más ancha en los extremos que en el centro, una característica propia de los dinosaurios carnívoros, explicó a Scientific American Ascanio Rincón, investigador del IVIC y uno de los autores principales del hallazgo.

También encontraron varios fragmentos de la pelvis. Basados en las dimensiones de estos huesos y el ángulo en que se articulaban, pudieron establecer llegar a la conclusión de que se trataba de un depredador de una especie totalmente nueva.

Más allá de la extinción
Otros dos dinosaurios carnívoros hallados anteriormente en el continente americano parecen haber sido contemporáneos del tachiraptor, que vivió hace aproximadamente 203 millones de años, indica Rincón.

Uno de ellos es el dilofosaurio, habitante durante el Jurásico de lo que hoy es Arizona. Otro es el criolofosaurio, cuyos restos fueron hallado en la cordillera transantártica. "Gracias a este nuevo hallazgo, hemos obtenido una secuencia de dinosaurios: uno que vivió más hacia el norte de Pangea, otro en el centro –el tachiraptor– y otro que habitó en el borde más austral", apunta.

Una vez establecida que la edad del tachiraptor, gracias a la técnica que permite aproximarse, con el uso de radiación, a la antigüedad de los cristales de circón presentes en los fósiles, los investigadores concluyeron que fue un sobreviviente de tiempos turbulentos, pues superó la extinción masiva que se cree que ocurrió en la transición entre el Triásico y el Jurásico, lo que hace a la especie particularmente valiosa.

Se le sitúa en la base del grupo llamado Averostra, que incluye a la mayoría de los dinosaurios carnívoros del Jurásico y el Cretácico. "Ayudará a entender cómo estos reptiles aparecieron y se extendieron por toda Pangea hace 200 millones de años", señaló a Scientific American el investigador Max Cardoso Langer, del Laboratorio de Paleontología de la Universidad de Sao Paulo, autor principal del hallazgo, publicado en Royal Society Open Science.

Hábitat exuberante
La exploración de las tierras rojas del Jurásico en Venezuela, que comenzó hace décadas, ha permitido a los investigadores recolectar muestras fosilizadas de araucarias en La Guajira venezolana, un tipo de vegetación que parece indicar que hace 200 millones de años era un territorio similar a un bosque tropical, contrario a lo que había creído.

Otros hallazgos hechos en La Quinta, donde se han recolectado más de media tonelada de rocas con fósiles, que incluyen partes de cinco o seis especies de cocodrilos, tortugas y peces, parecen confirmar esa presunción.

El paisaje que habitaban el tachiraptor y laquintasaura probablemente estaba surcado por ríos, con plantas exuberantes, muy distinto a la aridez con la que se solía asociar a Pangea central. "Nuestra investigación apunta a reconstruir el paleoambiente donde vivieron todas esas especies", señala Rincón.

El curioso apellido de admirabilis que recibe el tachiraptor se lo ganó porque la zona donde fue hallado está muy cerca de La Grita, lugar donde ocurrió una batalla importante para la independencia de Venezuela en el siglo XIX, que fue bautizada como la campaña admirable.

Para los detectives de fósiles, otro tipo de batalla se libra en la búsqueda de respuestas sobre el paleoambiente de La Quinta. De hecho, Cardoso Langer señala que participará en nuevas expediciones en busca de huellas de ese pasado en febrero de 2015.

"Hay pocas formaciones del Jurásico temprano que correspondan geográficamente a la gran faja ecuatorial que existía en Pangea durante la transición entre el Triásico y el Jurásico. Prácticamente cualquier información nueva de La Quinta será interesante para entender globalmente la evolución de los ecosistemas de esa época", señala.


Fuentes: 

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